El informe del Instituto para el Desarrollo Agroindustrial Argentino indica una caída interanual del 14% en la producción de leche en comparación con el mismo trimestre de 2023.
Según Andrea Passerini, coordinadora de la Comisión de Lechería de CARBAP, esta situación se debe a problemas estructurales dentro de la cadena láctea, abuso de posición dominante por parte de las industrias y el impacto del cambio climático, especialmente las extensas sequías.
Passerini explicó en una entrevista con LT20 Radio Junín que la producción de leche ha alcanzado niveles históricamente bajos debido a una tendencia de declive que comenzó en la primavera del año pasado. En 2023, más de 100,000 vacas lecheras fueron eliminadas del sistema y casi 500 tambos cerraron. Esta situación se ha visto exacerbada por las políticas macroeconómicas, como el dólar ‘soja’ y el dólar ‘maíz’, que han incrementado los costos de los alimentos para el ganado.
Además, Passerini mencionó problemas en la interlocución con el gobierno actual, señalando que el secretario de Bioeconomía, quien depende de la Dirección Nacional de Lechería, no tiene suficiente acceso al ministro de Economía ni al secretario de Industria y Desarrollo Económico de la Nación. Este problema se suma a la falta de aplicación de normativas vigentes que podrían contrarrestar los abusos de posición dominante por parte de las industrias.
La productora también destacó la progresiva concentración del sector lechero, donde el 3.4% de los grandes tambos produce el 25% de la leche, mientras que casi el 80% de los tambos más pequeños produce el 38% de la leche. Esto ha llevado a la desaparición de muchos tambos pequeños y ha dejado a los restantes 9,700 tambos con poca fuerza para negociar. La situación se agrava con una carga impositiva elevada, entre el 42% y el 45%, lo que afecta el precio final de los productos lácteos y contribuye a la disminución del consumo.
En resumen, la caída en la producción de leche en Argentina
es el resultado de una combinación de factores estructurales, económicos y
climáticos, que afectan tanto a los productores como a los consumidores. La
falta de políticas efectivas y de promoción del consumo lácteo por parte del
gobierno agrava aún más la crisis en el sector.