La crisis actual en la industria del vino presenta una oportunidad para que la vitivinicultura argentina se reinvente y mejore su competitividad en el mercado global. Durante un reciente encuentro en Mendoza, organizado por Bodegas de Argentina y Banco Supervielle, se discutió cómo la caída en las exportaciones y las dificultades económicas globales están impactando al sector.
Javier Merino, del Centro de Estudios Económicos de Bodegas de Argentina, destacó que la industria argentina está enfrentando una disminución en sus exportaciones que es el doble de la caída mundial. A esto se suma la alta inflación, la merma de la actividad económica y la volatilidad cambiaria, que están afectando tanto la demanda como las importaciones de vinos.
Merino explicó que el comercio mundial de vinos está en una etapa de madurez con una competencia intensa, y que las bodegas argentinas deben adaptarse a los cambios en los hábitos de consumo y a las nuevas tecnologías. En lugar de depender de inversiones pesadas en activos físicos, las bodegas deben enfocarse en capital relacional, innovación, flexibilidad y tecnología.
Milton Kuret, Director Ejecutivo de Bodegas de Argentina, y otros líderes del sector enfatizaron la importancia de generar sinergias y reportes periódicos para ilustrar la situación actual y las claves del éxito futuro. La conclusión principal fue que la crisis actual puede ser una oportunidad para el cambio y la madurez profesional de la industria local puede ser el motor para esta transformación.