Este artículo describe una situación de tensión laboral en la cooperativa láctea Sancor, que está llevando a cabo una reestructuración debido a la caída de la producción de leche.
La cooperativa ha comenzado a despedir a 200 trabajadores a través de telegramas de despido, en el contexto de un proceso de poda de personal debido a la disminución en el volumen de leche procesada, que actualmente es de 250.000 litros diarios.
La reestructuración afecta especialmente a empleados bajo el régimen de «Jornada Libre», en el cual reciben un 70% de su salario habitual, y algunos incluso desde hace cuatro años están recibiendo un monto fijo de diez mil pesos con el consentimiento gremial.
El despido se justifica bajo el argumento de "fuerza mayor" o "falta de trabajo", según lo estipulado en el Artículo 247 de la Ley de Contrato de Trabajo (LCT), que permite la extinción de los contratos de trabajo en situaciones excepcionales que no son atribuibles al empleador. Sin embargo, la normativa exige que la empresa demuestre que la situación que justifica el despido sea real, algo que aún no se ha comprobado en todos los casos.
Los despidos han afectado principalmente a empleados de las plantas de Gálvez, Sunchales, Carlota y Balnearia, y se ha especulado que la estrategia está orientada a reducir personal de menor antigüedad o especialidad. Además, no se ha informado que los trabajadores que apoyaron al gremio durante una medida de fuerza hayan sido despedidos, lo que podría indicar que las acciones sindicales podrían tener un impacto significativo en la situación.
En resumen, este proceso de reestructuración está generando incertidumbre y tensión entre los empleados, especialmente debido a la falta de claridad sobre las justificaciones y la posible discriminación entre los trabajadores según su antigüedad o su apoyo a las acciones gremiales.