
Este estudio del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) resalta el valor del álamo en los valles irrigados del norte de la Patagonia, enfocándose en su potencial como material de construcción.
Inicialmente, se introdujo el álamo para mitigar las condiciones climáticas adversas en la producción de frutas y hortalizas, pero su cultivo ha evolucionado hacia la creación de productos industriales como bins, pallets y cajones.
El equipo de investigadores, que incluye especialistas de Bariloche y Alto Valle en Río Negro, llevó a cabo un análisis exhaustivo del crecimiento y las propiedades mecánicas de diversas variedades de álamo. Los resultados indicaron que ciertos clones cumplen con los estándares de calidad específicos establecidos en la normativa nacional para la construcción.
Alejandro Martínez Meier, uno de los investigadores del INTA Bariloche, subrayó que no todos los clones de álamo son iguales; algunos tienen un crecimiento más rápido y mejor calidad de madera, lo que es crucial para su uso en estructuras. Juan Diez, también del INTA Bariloche, apuntó que características como la resistencia a la flexión y la densidad son esenciales para determinar la idoneidad del material para la construcción. Por lo tanto, la elección del clon y un manejo forestal cuidadoso son fundamentales para obtener un producto de alta calidad.
Esteban Thomas, del INTA Alto Valle, hizo hincapié en la necesidad de seguir investigando y promoviendo el uso del álamo en el sector de la construcción, lo que podría abrir nuevas oportunidades económicas en la región basadas en materiales renovables.
Finalmente, el proyecto, sustentado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT), concluyó que aunque no existe un único clon que reúna todas las características deseadas, la combinación de buenas prácticas de manejo y una selección adecuada de especies permitirá obtener madera de alta calidad adecuada para la construcción. Esto no solo podría diversificar y fortalecer la industria maderera en Patagonia, sino también contribuir a un desarrollo más sostenible.