La situación de la lechería en Argentina presenta un escenario mixto. Por un lado, la rentabilidad de la producción ha estado en declive desde la primavera de 2024, principalmente debido a la caída de los precios tanto en moneda local como frente al dólar, lo que ha generado preocupación entre los productores.
A esto se suma el hecho de que los costos de producción no han disminuido al mismo ritmo, complicando aún más la situación económica del sector. Además, el mercado interno se muestra débil, mientras que el externo ofrece precios competitivos que no se traducen en beneficios debido al desfase cambiario.
Sin embargo, a inicios de 2025 se comienzan a observar señales de recuperación en la producción de leche, con un aumento en comparación con el mismo mes del año anterior, a pesar de una caída temporal en comparación con el mes anterior. Esta mejora en la producción se puede deber, en parte, a las condiciones climáticas favorables que se están experimentando actualmente. Las recientes lluvias han mejorado las condiciones para el cultivo de forrajes y pasturas, lo cual es vital para la producción de leche.
Las proyecciones para el primer semestre de 2025 son optimistas, sugiriendo que con las condiciones adecuadas, incluido el clima y la gestión de recursos forrajeros, se pueden alcanzar niveles de productividad más altos, contribuyendo así a la reducción de costos y a una posible mejora en la rentabilidad del sector.
El éxito dependerá en gran medida de factores climáticos y de la disponibilidad de recursos, así como de la gestión estratégica de los tambos.